lunes, 7 de octubre de 2013

¿Qué estás haciendo para que algo cambie en tu mundo?





¿Qué estás haciendo para que algo cambie en tu mundo?


Un día después de una fuerte tormenta en la playa, donde las olas alcanzaban altura de hasta 30 metros, los rayos no dejaban de caer por varias horas y el viento soplaba con todas sus fuerzas, hasta que la tormenta cedió y llegó el bello amanecer, un turista que decidió salir a caminar  por la playa divisó una persona a lo lejos que se agachaba recogiendo algo del suelo que luego arrojaba al mar, al aproximarse más, el turista observó que el hombre era un nativo de la zona que estaba recogiendo estrellas de mar, que la marea había dejado en la playa y que una por una, volvía a arrojar al agua.

Intrigado, el hombre se aproximó al otro para saludarlo. Buenas días amigo, Venía preguntándome ¿qué es lo que hace?. El nativo contestó, estoy devolviendo las estrellas de mar al océano, Ahora la marea está baja y ha dejado sobre la playa todas estas estrellas, si yo no las devuelvo al mar se morirán por falta de oxígeno.

Ya entiendo, dijo el turista,  pero sobre esta playa debe de haber millones de estrellas de mar, son muchísimas dijo, Y lo más probable es que esto esté sucediendo en todas las playas de esta zona a lo largo de esta costa. ¿No se da cuenta de que es imposible, que no se pueden salvar, de que no va a poder?

El nativo sonrió, se inclinó a recoger otra estrella de mar y mientras volvía a arrojarla al mar, contestó: ¡esta sí, se va a salvar!

¿Cuántas veces hemos pensado que no se puede hacer nada para salvar a alguna especie en extinción, o para salvar a un ser humano de la pobreza, la ignorancia o de una enfermedad?, Es cierto que todas estas estrellas de mar no se iban a salvar, pero estoy seguro que las que el nativo devolvió al mar si. Este nativo está comprometido con su naturaleza, ahora solo falta que tú también te comprometas. Bien puede ser para rescatar esos animales en extinción o para rescatar esos niños de la calle abandonados por la sociedad. Esos jóvenes de los barrios que se desarrollan en el mundo de las drogas, las armas y la violencia. Esos seres humanos que solo les hace falta un poco de atención y amor, estoy seguro que cierto porcentaje de jóvenes, animales y plantas que están en peligro de extinción, si los podemos salvar, sólo haces falta tú, para dar una caricia, para luchar por la justicia, para dar consuelo al abandonado, ayudar a rescatar a la juventud de las drogas, dar amor y ternura a los olvidados, dar un poco de amor y compromiso para que podamos salvar esos seres que forman parte de este hermoso mundo llamado tierra, muchas veces no nos gusta comprometernos, solo nos involucramos, pero como dijo Winston Churchill, “QUIEN HACE SU TRABAJO, GANA SU COMIDA, PAGA SUS IMPUESTOS, MANTIENE A SU FAMILIA, ES UN BUEN CIUDADANO. PERO SI NO HACE NADA PARA QUE ALGO CAMBIE EN LA SOCIEDAD, ES UN LADRÓN AUTENTICO.” Con este pensamiento querido lector te pregunto ¿Qué estás haciendo para que algo cambie en tu mundo? Te invito a que cambies tu manera de pensar y te comprometas, con tu pareja, con tu familia, con tu ciudad, con Venezuela y con el mundo entero. Sígueme en Facebook: ali Sandoval conferencista y en mi blog: http://alisandovalconferencista.blogspot.com/

“Vive, Actúa y Disfruta”


Atte: Ali _sandoval@hotmail.com


martes, 1 de octubre de 2013









  
Cuando observo el campo sin arar, cuando los aperos de labranza están olvidados, cuando la tierra está quebrada y abandonada, me pregunto:
¿DONDE ESTARÁN LAS MANOS DE DIOS?
Cuando observo la injusticia, la corrupción, el que explota al débil; cuando veo al prepotente pedante enriquecerse del ignorante y del pobre, del obrero y del campesino, carentes de recursos para defender sus derechos, me pregunto:
¿DONDE ESTARÁN LAS MANOS DE DIOS?
Cuando contemplo a esa anciana olvidada; cuando su mirada es nostalgia y balbucea todavía algunas palabras de amor por el hijo que la abandonó, me pregunto:
¿DONDE ESTARÁN LAS MANOS DE DIOS?
Cuando veo al moribundo en su agonía llena de dolor; cuando observo a su pareja y a sus hijos deseando no verle sufrir; cuando el sufrimiento es intolerable y su lecho se convierte en un grito de súplica de paz, me pregunto:
¿DONDE ESTARÁN LAS MANOS DE DIOS?
Cuando miro a ese joven ante fuerte y decidido, ahora embrutecido por la droga y el alcohol, cuando veo titubeante lo que antes era una inteligencia brillante y ahora harapos sin rumbo ni destino, me pregunto:
¿DONDE ESTARÁN LAS MANOS DE DIOS?
Cuando a esa chiquilla que debería soñar en fantasías, la veo arrastrar su existencia y en su rostro se refleja ya el hastío de vivir, y buscando sobrevivir se pinta la boca y se ciñe el vestido y sale su cuerpo a vender, me pregunto:
¿DONDE ESTARÁN LAS MANOS DE DIOS?
Cuando aquel pequeño a las tres de la madrugada me ofrece su periódico, su miserable cajita de dulces sin vender, cuando lo veo dormir en la puerta de un zaguán tiritando de frío, con unos cuantos periódicos que cubren su frágil cuerpecito, cuando su mirada me reclama una caricia, cuando lo veo sin esperanzas vagar con la única compañía de un perro callejero, me pregunto:
¿DONDE ESTARÁN LAS MANOS DE DIOS?
Después de tanto preguntarme, fui yo quien pregunto a Dios: 
"¿Dónde están tus manos, Señor? para luchar por la justicia, para dar una caricia, un consuelo al abandonado, rescatar a la juventud de las drogas, dar amor a los olvidados", después de un largo silencio escuché una suave voz que me dijo, - Hijo, mis manos, mi mente y mi amor, están en ti, solo tienes que decidirte a comenzar.
Entonces comprendí que las manos de Dios son las tuyas y las mías", si escuchamos Su voz, El nos va a guiar hacer su voluntad, llevar consuelo a los que sufren, a los enfermos, a los necesitados, a los que sufren de hambre y de frío, acudir a una a llamada no importando la hora.
Si puedes lograr ser las manos de Dios, las personas te verán como un ángel enviado por el mismo Señor.
“Dios te bendecirá, porque habrás cumplido con su propósito”

 Articulo extraido de reflexiones para el alma.


"Vive, Actua y Disfruta"

Tu amigo Ali Sandoval




lunes, 30 de septiembre de 2013

El niño que le quitó la sed a medio millón de africanos.




El niño que le quitó la sed a medio millón de africanos.
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Ryan nació en Canadá en mayo del 91. De pequeño, en la escuela, cuando tenía tan solo seis añitos su maestra les habló de cómo vivían los niños en África.

Se conmovió profundamente al saber que algunos hasta mueren de sed, que no hay pozos de dónde sacar agua, pensar que a él le bastaba dar unos pasos para que el agua saliera del grifo durante horas…

Ryan preguntó cuánto costaría llevarles agua. La maestra lo pensó un poco y recordó una organización llamada WaterCan dedicada al tema y le dijo que un pequeño pozo podía costar unos 70 dólares.

Cuando llegó a su casa fue directo a su madre Susan y le dijo que necesitaba 70 dólares para comprar un pozo para los niños africanos. Su madre le dijo que debía ganárselos él mismo y le fue poniendo tareas en casa con las que Ryan se ganaba algunos dólares a la semana. Finalmente reunió los 70 dólares y pidió a su madre que lo acompañara a la sede de WaterCan para comprar su pozo para los niños de África. Cuando lo atendieron le dijeron que lo que costaba realmente la perforación de un pozo eran 2000 dólares. Susan le dejó claro que ella no podía darle 2000 dólares por más que limpiara cristales para toda la vida, pero Ryan no se rindió. Le prometió a aquel hombre que volvería… y lo hizo.

Contagiados por su entusiasmo, todos se pusieron a trabajar : sus hermanos, vecinos y amigos. Entre todo el vecindario lograron reunir 2000 dólares trabajando y haciendo mandados y Ryan volvió triunfal a WaterCan para pedir su pozo.
En enero del 99 se perforó un pozo en un pueblo al norte de Uganda. A partir de ahí empieza la leyenda. Ryan no ha parado de recaudar fondos y viajar por medio globo buscando apoyos.

Cuando el pozo de Angola estuvo hecho, el colegio comenzó un carteo con niños del colegio que estaba al lado del pozo, en África.

Así Ryan conoció a Akana; un chico que había escapado de las garras de los ejércitos de niños y que luchaba por estudiar cada día. Ryan se sintió cautivado por su nuevo amigo y pidió a sus padres ir a verle. Con un gran esfuerzo económico por su parte, los padres pagaron un viaje a Uganda y Ryan en el 2000 llegó al pueblo donde se había perforado su pozo. Cientos de niños de los alrededores coreaban su nombre formando un pasillo.
- ¿Saben mi nombre? -preguntó Ryan a su guía
- Todo el mundo a 100 kilómetros a la redonda lo sabe, le respondió.

En la actualidad Ryan Hreljac tiene su propia fundación y llevan más de 400 pozos realizados en africa, este dato fue tomado en el año 2010.




lunes, 16 de septiembre de 2013

Entrevista de astrid Rivas a Ali Sandoval

Entrevista de astrid Rivas a Ali Sandoval, vamos a conversar sobre los sueños, metas y crecimiento personal
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Numero de contacto venezuela para contrataciones
04127686581


    

martes, 10 de septiembre de 2013

EL SACO DE CARBÓN




EL SACO DE CARBÓN


Un día, Jaimito entró a su casa dando patadas en el suelo y gritando muy molesto. Su padre lo llamó y Jaimito lo siguió, diciendo en forma irritada:

- Papá, ¡Te juro que tengo mucha rabia! Pedrito no debió hacer lo que hizo conmigo. Por eso, le deseo todo el mal del mundo, ¡Tengo ganas de matarlo!
Su padre, un hombre simple, pero lleno de sabiduría, escuchaba con calma al hijo quien continuaba diciendo:

- Imagínate que el estúpido de Pedrito me humilló frente a mis amigos. ¡No acepto eso! Me gustaría que él se enfermara para que no pudiera ir más a la escuela..

El padre siguió escuchando y se dirigió hacia una esquina del garaje de la casa, de donde tomó un saco lleno de carbón el cual llevó hasta el final del jardín y le propuso:
- ¿Ves aquella camisa blanca que está en el tendedero? Hazte la idea de que es Pedrito y cada pedazo de carbón que hay en esta bolsa es un mal pensamiento que va dirigido a él. Tírale todo el carbón que hay en el saco, hasta el último pedazo. Después yo regreso para ver como quedó.

El niño lo tomó como un juego y comenzó a lanzar los carbones pero como la tendedera estaba lejos, pocos de ellos acertaron la camisa.
Cuando el padre regresó, le preguntó:
- Hijo, ¿qué tal te sientes?
- Cansado, pero alegre. Acerté algunos pedazos de carbón a la camisa.
El padre tomó al niño de la mano y le dijo:
- Ven conmigo quiero mostrarte algo.

Lo colocó frente a un espejo que le permitió ver todo su cuerpo... ¡Qué susto! Estaba todo negro y sólo se le veían los dientes y los ojos. En ese momento el padre dijo:

- Hijo, cómo pudiste observar la camisa quedó un poco sucia pero no es comparable a lo sucio que quedaste tú. El mal que deseamos a otros se nos devuelve y multiplica en nosotros. Por más que queremos o podamos perturbar la vida de alguien con nuestros pensamientos, los residuos y la suciedad siempre quedan en nosotros mismos.

Ten mucho cuidado con tus pensamientos porque ellos se transforman en palabras. Ten mucho cuidado con tus palabras porque ellas se transforman en acciones. Ten mucho cuidado con tus acciones porque ellas se transforman en hábitos. Ten mucho cuidado con tus hábitos porque ellos moldean tu carácter. Y ten mucho cuidado con tu carácter porque de él dependerá tu destino.

ANÓNIMO


viernes, 6 de septiembre de 2013

De Portero de Prostíbulo a Fabricante Millonario













Historia extraída de Google.com

De portero de Prostíbulo a Fabricante millonario

No había en el pueblo peor oficio que el de portero del prostíbulo. Pero ¿qué otra cosa podría hacer aquel hombre? De hecho, nunca había aprendido a leer ni a escribir, no tenía ninguna otra actividad ni oficio. Un día, se hizo cargo del prostíbulo un joven con inquietudes, creativo y emprendedor, que decidió modernizar el negocio. Hizo cambios y citó al personal para darle nuevas instrucciones.
Al portero, le dijo:
- A partir de hoy usted, además de estar en la puerta, va a preparar un reporte semanal donde registrará la cantidad de personas que entran y sus comentarios y recomendaciones sobre el servicio.
- Me encantaría satisfacerlo, señor -balbuceó- pero yo no sé leer ni escribir.
- ¡Ah! ¡Cuánto lo siento!
- Pero señor, usted no me puede despedir, yo trabajé en esto toda mi vida.
- Mire, yo comprendo, pero no puedo hacer nada por usted. Le vamos a dar una indemnización hasta que encuentre otra cosa. Lo siento, y que tenga suerte.
Sin más, se dio vuelta y se fue. El portero sintió que el mundo se derrumbaba. ¿Qué hacer? Recordó que en el prostíbulo, cuando se rompía una silla o se arruinaba una mesa, él lograba hacer un arreglo sencillo y provisorio. Pensó que ésta podría ser una ocupación transitoria hasta conseguir un empleo. Pero sólo contaba con unos clavos oxidados y una tenaza derruida. Usaría parte del dinero de la indemnización para comprar una caja de herramientas completa.
Como en el pueblo no había una ferretería, debía viajar dos días en mula para ir al pueblo más cercano a realizar la compra. Y emprendió la marcha. A su regreso, su vecino llamó a su puerta:
- Vengo a preguntarle si tiene un martillo para prestarme.
- Sí, lo acabo de comprar pero lo necesito para trabajar... como me quedé sin empleo...
- Bueno, pero yo se lo devolvería mañana bien temprano.
- Está bien.
A la mañana siguiente, como había prometido, el vecino tocó la puerta.
- Mire, yo todavía necesito el martillo. ¿Por qué no me lo vende?
- No, yo lo necesito para trabajar y además, la ferretería está a dos días de mula.
- Hagamos un trato -dijo el vecino. Yo le pagaré los días de ida y vuelta más el precio del martillo, total usted está sin trabajar. ¿Qué le parece?
Realmente, esto le daba trabajo por cuatro días... Aceptó. Volvió a montar su mula. A su regreso, otro vecino lo esperaba en la puerta de su casa.
- Hola, vecino. ¿Usted le vendió un martillo a nuestro amigo... Yo necesito unas herramientas, estoy dispuesto a pagarle sus cuatro días de viaje, más una pequeña ganancia; no dispongo de tiempo para el viaje.
El ex-portero abrió su caja de herramientas y su vecino eligió una pinza, un destornillador, un martillo y un cincel. Le pagó y se fue.
Recordaba las palabras escuchadas: "No dispongo de cuatro días para compras". Si esto era cierto, mucha gente podría necesitar que él viajara para traer herramientas. En el viaje siguiente arriesgó un poco más de dinero trayendo más herramientas que las que había vendido. De paso, podría ahorrar algún tiempo en viajes.
La voz empezó a correrse por el barrio y muchos quisieron evitarse el viaje.
Una vez por semana, el ahora corredor de herramientas viajaba y compraba lo que necesitaban sus clientes. Alquiló un galpón para almacenar las herramientas y algunas semanas después, con una vidriera, el galpón se transformó en la primera ferretería del pueblo. Todos estaban contentos y compraban en su negocio. Ya no viajaba, los fabricantes le enviaban sus pedidos. Él era un buen cliente. Con el tiempo, las comunidades cercanas preferían comprar en su ferretería y ganar dos días de marcha.
Un día se le ocurrió que su amigo, el tornero, podría fabricarle las cabezas de los martillos. Y luego, ¿por qué no?, las tenazas... y las pinzas... y los cinceles. Y luego fueron los clavos y los tornillos... En diez años, aquel hombre se transformó, con su trabajo, en un millonario fabricante de herramientas.
Un día decidió donar una escuela a su pueblo. En ella, además de a leer y escribir, se enseñarían las artes y oficios más prácticos de la época. En el acto de inauguración de la escuela, el alcalde le entregó las llaves de la ciudad, lo abrazó y le dijo:
- Es con gran orgullo y gratitud que le pedimos nos conceda el honor de poner su firma en la primera hoja del libro de actas de esta nueva escuela.
- El honor sería para mí -dijo el hombre-. Nada me gustaría más que firmar allí, pero yo no sé leer ni escribir; soy analfabeto.
- ¿Usted? -dijo el Alcalde, que no alcanzaba a creer-. Usted construyó un imperio industrial sin saber leer ni escribir? Estoy asombrado. Me pregunto, ¿qué hubiera sido de usted si hubiera sabido leer y escribir?
- Yo se lo puedo contestar -respondió el hombre con calma-. Si yo hubiera sabido leer y escribir... sería el portero del prostíbulo!
Las crisis están llenas de oportunidades, siempre se puede comenzar de nuevo.